La siguiente parte de nuestra idea de adsorción es la de afinidad. Cuando un pegamento forma una unión muy fuerte (“pega muy bien”) significa que interactúa muy intensamente con ambas superficies. Esto implica una cierta “afinidad” del pegamento con las superficies: hablamos de pegamentos que son mejores que otros para una tarea. Por ejemplo: la “cola” usada por los carpinteros forma uniones muy fuertes entre piezas de madera, pero no sirve para pegar piezas de metal. Asimismo, un adhesivo que se use para metales puede ser de escasa utilidad para pegar plásticos.
Así pues, la adsorción depende de una interacción favorable (“afinidad”) entre una sustancia (el adsorbato) y una superficie (el adsorbente). Cuando una molécula, digamos, de un gas, se adsorbe sobre la superficie de un sólido, se produce una disminución en los grados de libertad de los cuales la molécula dispone por lo que se reduce la entropía. Si el proceso de adsorción ha de ser favorable, el cambio entálpico tiene que ser negativo. Por esta razón, todos los procesos de adsorción son exotérmicos.
Encargado de la página: Dr. Víctor Manuel Rosas García.
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Facultad de Ciencias Químicas
Universidad Autónoma de Nuevo León
San Nicolás de los Garza, NL, México.